Cada 17 de abril se conmemora la firma de las Capitulaciones de Santa Fe entre los Reyes Católicos y Cristóbal Colón, que supusieron el inicio de la aventura que dio lugar al Descubrimiento de América, es por tanto una fiesta de reencuentro con su historia más universal.

Durante el mes de abril se celebran, además de actos institucionales de carácter conmemorativo, numerosas actividades deportivas, turísticas y culturales, tales como conferencias, exposiciones de flatelia, trabajos escolares, arte latinoamericano, conciertos del festival Música de los Mundos y un sinfín de actividades que despiertan el interés de los propios vecinos y de los miles de visitantes que se acercan a la ciudad durante esos días.

Pero de toda la programación, lo que sin duda mayor curiosidad y expectación genera, desde que se implantó en el año 2000, es el Mercado Medieval de las Capitulaciones de Santa Fe. Durante un fin de semana, las calles del centro histórico se engalanan para trasladarnos a finales del siglo xv, y de este modo revivir aquella época a la par que se disfruta de una variada oferta cultural plena de trasfondo histórico en la que, además, tienen cabida la artesanía, los productos autóctonos, como la deliciosa repostería con el universal pionono, la música, artes escénicas callejeras y otras muchas manifestaciones artísticas y gastronómicas procedentes de todas las regiones del país, e incluso de fuera. Por todo ello, este evento fue declarado Fiesta de Interés Turístico Andaluz en el año 2008 y premio Turismo de Granada 2019 por el Patronato de Turismo de Granada.

Se trata de una instalación realizada en cartón fallero, colocada en el mismo centro de la plaza de España, que pretende espantar los males, lo oscuro y brindar un año de prosperidad y de felicidad. El público anota en papelitos las penas y tristezas de todo un año, para, después, arrojarlas al fuego y hacerlas desaparecer, con la clara intención de empezar las fiestas con alegría y ganas de disfrutar en armonía del mejor ambiente. El ritual del fuego va acompañado de un espectáculo piro musical en el que el sonido, luz y fuegos artifciales se renuevan y se amplían año tras año. Una convocatoria que congrega a miles de personas en la plaza de España y sus alrededores a las 11 de la noche del primer día festivo.

El anejo de Pedro Ruiz inaugura las festas de verano a principios del mes de julio, mientras que en El Jau se celebran siempre en los días que preceden o siguen al 15 de agosto.

Abarcando una grandísima variedad de estilos teatrales para todo tipo de públicos, este Festival siempre ha estado a la vanguardia y ha logrado hacerse un hueco en el calendario teatral español y convertirse en el único festival de estas características que se celebra en Andalucía.

Su origen se remonta a la romería que se celebraba en procesión hasta la desaparecida ermita de Santa Catalina fundada por los Reyes Católicos en el Real, para celebrar una festa religiosa en dicho templo que sirviera para mantener viva la memoria de ese día. Pero, lo que se inició como una festa religiosa acabó por convertirse en una celebración pagana. En la actualidad consiste en una jornada de convivencia y esparcimiento en el secano y la dehesa santaferina, así como en sus cortijos cercanos. Allí las familias y grupos de amigos de todas las edades se reúnen para comer y preparar las comidas en hogueras a las que se añade tomillo, romero y otras hierbas aromáticas autóctonas. También se consumen los productos del tiempo, como las nueces, castañas y otros frutos secos, mandarinas, caquis y membrillos. Incluso durante ese día todas las panaderías de la localidad elaboran las típicas rosquillas de Santa Catalina.

Otras manifestaciones religiosas que cuentan con arraigo popular en la actualidad son: en marzo el traslado desde su ermita al templo parroquial, el septenario y la procesión del Cristo de la Salud, espectacular escultura documentada hace pocos años al escultor Pablo de Rojas; el 8 de septiembre la procesión de la Virgen de la Aurora; y un sábado antes del domingo de Pentecostés la salida del simpecado de la Hermandad del Rocío de Santa Fe en una carreta tirada por bueyes al paso de la Hermandad de Granada en su peregrinaje anual hacia la aldea onubense de El Rocío.