Historia
La ciudad de Santa Fe es uno de esos lugares donde la Historia se condensa y acelera.
Santa Fe, El Jau y Pedro Ruiz
Santa Fe
De sobra es conocida la relevancia de Santa Fe en la historia a raíz de su nacimiento en el contexto de la guerra de Granada hace más de cinco siglos. Un hito equiparado por la propaganda política, la literatura y las artes de la época con las hazañas de la antigüedad grecolatina, merced a su papel protagónico en la fase decisiva de una contienda bélica que se prolongaba casi una década. Un episodio final que dio comienzo a finales del mes de abril en 1491, cuando el ejército cristiano, integrado por unos ochenta mil efectivos liderados por el rey Fernando, se instalaron frente a Granada en parte de las tierras de la alquería del Gozco.
En esta novedosa ubicación, mucho más segura respecto a la elegida años atrás, el soberano configuró una estructura campamental compuesta por el Real de la Vega, bajo las premisas de la fortificación de campaña en el paraje del actual cementerio municipal, y la construcción ex novo de la inexpugnable fortaleza de Santa Fe, con su cava, murallas, torres, baluartes y puertas en parte del casco histórico actual.
El objetivo: poner cerco a Granada, la única medina que les quedaba por arrebatar a los nazaríes para consumar la conquista del reino granadino. A diferencia de las fases de la guerra anteriores, no se derramó excesiva sangre ni se destruyó la ciudad. Lejos de atacar directamente por medio de la potente artillería, se optó por un asedio pasivo que solo originó alguna que otra algarada, refriega o emboscada, pero nunca se dirimió una batalla.
Finalmente, aún con la fortaleza en obras a poco de ser acabada, la presión al enemigo en sus propios dominios y las negociaciones secretas dieron sus frutos el 25 de noviembre de 1491, el día de la firma en la fortaleza de Santa Fe de las Capitulaciones para la rendición y entrega de Granada, pacto con el que se puso fin al reinado de Boabdil, el último sultanato en la península Ibérica después de algo más de siete siglos de enfrentamientos.
El ejército cristiano partió desde Santa Fe al alba y tomó Granada el 2 de enero de 1492. Un acontecimiento histórico de primer orden que resonó en la mayoría de las ciudades de la época. El punto de inflexión en el paso del Medievo a la Edad Moderna a la vez que se empezaba a gestar el primer estado europeo moderno. La corte itinerante de los Reyes Católicos se mantuvo en Santa Fe hasta finales del mes de mayo de 1492, convirtiendo a la ciudad en el principal escenario de la toma de decisiones de los soberanos, el epicentro de acontecimientos capitales en la historia universal.
Uno de ellos fue la firma de las Capitulaciones de Santa Fe entre los Reyes Católicos y el navegante Cristóbal Colón, el 17 de abril de 1492, documento que recoge los acuerdos alcanzados para que el genovés iniciara con garantías la expedición marítima hacia las Indias por occidente, lo que dio lugar al descubrimiento del nuevo continente, América, el 12 de octubre de 1492.
Estamos ante un hito universal en los albores de la Edad Moderna que forma parte del periodo conocido como la era de los descubrimientos. Una etapa que más tarde sería culminada con la primera circunnavegación del mundo iniciada por Fernando de Magallanes en 1519 y culminada por Juan Sebastián Elcano. Una epopeya marítima que no se puede entender sin ese contexto previo en un escenario mítico como Santa Fe, pero tampoco sin la política exterior de expansión territorial impulsada por los Reyes Católicos, sus fundadores.
“El rey Fernando y la reina Isabel esta ciudad que ves, en muy pocos días levantaron. Erigióse para destruir los enemigos contrarios a la fe. Por eso creen que se le debe dar el nombre de Santa Fe”.
El Jau
La histórica pedanía, situada en el margen izquierdo del río Genil, tiene su origen en Al-Ándalus. De modo que, si Santa Fe surgió como consecuencia de la cruzada cristiana, El Jau (Saws) también fue producto de una conquista religiosa, en este caso musulmana, desde varios siglos antes. Las gentes que se asentaron inicialmente llegaron en el yund de Damasco, instalado en la cercana medina Elvira en las primeras décadas de Al-Ándalus.
Conocida como Saws, fue una de las alquerías repartidas por la vega granadina, entre la de Godco, en cuyos terrenos se construyó Santa Fe, y la de Chauchina. En época nazarí poseía huerta y, posiblemente, una torre relacionada con los riegos, además de un grupo de casas y ricas tierras en su entorno.
Sus tierras, principalmente calmas, dependieron de varios propietarios, tanto residentes como forasteros. Una comunidad de campesinos y explotadores pudientes, entre ellos algún que otro alguacil y caudillo nazaríes con posesiones en Godco y en las alquerías vecinas; amén de notables, aristócratas, alcaides y linajes de renombre como los Abencerrajes, según las decenas de operaciones de compra registradas entre los años 1449 y 1477, dadas a conocer por el profesor Rafael Peinado. También las instituciones políticas y religiosas las disfrutaron, de ahí que el sultán, la mezquita y la reina vieja figuraran como propietarios.
La alquería quedó despoblada a partir de la toma de Alhama en 1482, al inicio de la guerra de Granada, cuando el ejército cristiano frecuentó la Vega para realizar varias talas y hostigar a los nazaríes durante la contienda. Ahí fue arrasada en varias ocasiones, quedando muy mermada.
La hacienda y buena parte de sus tierras fueron adquiridas por Gómez de Santillán, regidor granadino, que se hizo con la propiedad nada más concluir la conquista de Granada en 1492. A partir de entonces construyó casas, un molino y sembró huertas y viñas. Sin embargo, no se libró de expropiaciones para el repartimiento de Santa Fe al no haber suficiente tierra, pese a que se incluyeron terrenos de la realeza nazarí.
Los doscientos marjales de regadío y secano de la alquería fueron adquiridos por los cristianos a precios ridículos a raíz de la conquista. En cambio, la mayoría de los vendedores de las tierras de Saws se vieron obligados a cruzar el mar Mediterráneo hasta el norte de África.
A comienzos del siglo xviii la cortijada seguía en manos de la nobleza, en concreto del marqués de Valenzuela. La propiedad de las casas y tierras estaba repartida entre varios propietarios laicos y religiosos, como la Compañía de Jesús. Entonces, El Jau lindaba con Santa Fe por el levante, con las tierras del cortijo de Santa Catalina de la compañía de Jesús por el sur, con Chauchina por el poniente y las tierras del duque de Abrantes, jurisdicción de Granada, y el término del Real Soto de Roma por el norte.
El cortijo perteneció a la jurisdicción de Granada desde la conquista de la ciudad, pero adscrita a la feligresía de la iglesia colegial de Santa Fe en el ámbito eclesiástico, como consta en 1819, cuando fue incluido en el padrón de la ciudad, con 169 habitantes, lo que constata que el núcleo poblacional tuvo un escaso desarrollo urbanístico. Es en los años treinta del siglo XIX, con las reformas de las demarcaciones de las provincias y los municipios, promovidas por el Javier de Burgos, cuando El Jau pasa a formar parte del término y jurisdicción de Santa Fe.
Pedro Ruíz
Pedro Ruiz fue, junto a Villa, Caicedo, Cerrillo, Aragón y Barandillas, uno de los seis cortijos de propiedad particular en el término del Real Soto de Roma en el siglo XVIII. En aquel momento contaba con 19 habitantes repartidos en cuatro familias, lo que nos da una idea de su tamaño. Durante los siglos XIX y XX fue denominado Caserío y Cortijada de Pedro Ruiz. Entró a formar parte de Santa Fe a partir de la disolución del Real Soto de Roma, cuando se convirtió en una pedanía o anejo de la ciudad. Su proceso de urbanización ha sido más tardío y lento que el emprendido en El Jau.
LAS CAPITULACIONES DE SANTA FE
El misterioso navegante genovés, Cristóbal Colón, llevaba años buscando apoyo y financiación para su viaje, primero en Portugal y desde 1485 en Castilla, cuando gracias a la mediación del conde de Medinaceli, Colón pudo presentar su proyecto a la Reina Isabel de Castilla. En un principio pareció mostrar cierto interés, ya que lo supeditó a un comité de expertos en Alcalá de Henares, pero dejó claro que no tomaría una decisión hasta que hasta que no conquistase Granada. Pasaron los años y la Corte itinerante fue cambiando de lugar conforme avanzaba la Guerra de Granada, mientras tanto, Colón seguía buscando aliados que intercedieran por él, como Juan Pérez y Antonio de Marchena, frailes franciscanos del monasterio de La Rábida (Palos de la Frontera), con la esperanza de lograr ese apoyo y la financiación de los Reyes Católicos, sin embargo, la rendición de Granada no llegaba. Finalmente, el 25 de noviembre de 1491 se frman en Santa Fe las Capitulaciones de Granada entre los Reyes Católicos y el sultán Boabdil, en las que se acordaron las condiciones de la rendición de la ciudad nazarí. Al conocer la noticia, Colón que se encontraba en el monasterio de La Rábida, salió hacia Santa Fe a donde llegó a finales de año. A partir de entonces se entablaron negociaciones entre el navegante y los Reyes Católicos por medio de dos representantes: el fraile franciscano de La Rábida Juan Pérez, por parte de Colón, y el secretario Juan de Coloma por la Corona. Al fin llegaron a un acuerdo y el 17 de abril de 1492 se firmaron lo que conocemos como las Capitulaciones de Santa Fe.
EL DOCUMENTO
Las Capitulaciones de Santa Fe es el documento que plasma el acuerdo entre los Reyes Católicos y Cristóbal Colón frmado en la Casa Real de la localidad granadina el 17 de abril de 1492. El acuerdo daba justifcación legal a Cristóbal Colón y la financiación para emprender una nueva ruta marítima hacia las Indias en Extremo Oriente. Este itinerario occidental alternativo, mucho más corto que el empleado habitualmente para comerciar con estos territorios en aquella época, condujo al descubrimiento de un nuevo mundo, que, quince años después, sería llamado América. El documento original fue redactado por el secretario del rey, el aragonés Juan de Coloma. Consta de un curioso preámbulo en el que se expone el motivo del acuerdo. A continuación, se desarrollan las cinco cláusulas con las peticiones de Colón seguidas de la aprobación de los monarcas con la fórmula “plaze a sus altezas”, además de la frma y rúbrica del secretario real, según aclara al final del documento Coloma, quien concluye con la fecha y lugar del acuerdo, tras la que estamparon su frma los monarcas. Los capítulos otorgaban a Cristóbal Colón el título de Almirante “en todas aquellas islas y tierras frmes que por su mano o industria se descubrirán o ganarán en las Mares Océanas”, además de los de Virrey y Gobernador General de todas las tierras que descubriese o conquistase, así como una décima parte de los benefcios económicos que obtuviera en dichas islas y tierras, siendo el resto para la Corona. También se da autoridad a Colón para ser juez en los pleitos que pudieran surgir sobre las riquezas generadas o derivadas de la compraventa de tierras y bienes materiales. Por último, se le reconoce el derecho a contribuir en las expediciones con una octava parte de los gastos necesarios y a cambio recibiría después una octava parte de los beneficios obtenidos. Todos estos acuerdos permitirían a Colón emprender por fin su tan ansiado viaje a la vez que le otorgaron enorme poder y muchas riquezas sobre los lugares conquistados.
UN LEGADO MONUMENTAL EN PERMANENTE EVOLUCIÓN
La ciudad guarda y conserva como su bien más preciado el trazado de su casco histórico. Lo atraviesan dos calles principales que comienzan y terminan en puertas y que cruzan una plaza central de armas. Dispuesto a modo de campamento militar, se convierte el plano reticular de Santa Fe en el primer modelo urbano de la España moderna, trazado que fue exportado a numerosas ciudades del continente americano.
Su legado monumental es fel refejo de la evolución histórica de la ciudad. Aún pueden observarse las cuatro puertas o arcos que, siglos atrás eran las únicas vías de entrada a la ciudad fortaleza amurallada a través de sus puentes levadizos que hacían posible sortear las aguas de la ‘Caba’ o foso que la rodeaba. Una vez que abandonaron su función defensiva, las puertas de Granada, Jaén, Loja y Sevilla
se convirtieron en capillas dedicadas a cuatro advocaciones de la Virgen, manteniendo a su vez la esencia original.
Junto a ellas destaca por su magnitud, la Iglesia Parroquial,antigua Colegiata de la Encarnación, que sustituyó en el siglo XVIII al primitivo templo de la época de los
Reyes Católicos. Junto a ella, la antigua Casa Real, hoy casa parroquial, el edifcio de El Pósito y en frente el Ayuntamiento de estilo neomudéjar, que junto al Instituto de América, dan forma a la antigua plaza de armas y la convierten en centro de la vida social, política, religiosa y cultural de la ciudad.
Dentro del casco histórico encontramos también la ermita de Los Gallegoso del Señor de la Salud al final de un hermoso paseo que lleva su nombre y el monumento a Cristóbal Colón junto al Km 0 del Descubrimiento.
ARTE, CULTURA, DIVERSIÓN Y TRADICIONES
Santa Fe ha convertido su historia y sus tradiciones en arte, cultura, gastronomía y diversión. El mes de abril la ciudad se llena de actividades culturales. La Fiesta de las Capitulaciones, declarada de interés turísti co andaluz, convierte el casco histórico en una ciudad del siglo XV, con mercado de artesanía, pasacalles teatrales, música y bailes. Otra festa con origen histórico es La Merendica, día de comida tradicional en el campo, que conmemora cada 25 de noviembre la Firma de las Capitulaciones para la Rendición de Granada.
La festa del Corpus Christi, con su procesión por las calles engalanadas con ramas de chopo, mantones y juncia por el suelo, acompañada por bellísimos altares a lo largo del recorrido, es el mayor festejo religioso de la ciudad. Junto a ella destacan las procesiones de Semana Santa, el Nazareno el Martes Santo y el Santo Sepulcro y la Virgen de los Dolores el Viernes Santo. Singular es también la salida procesional del Cristo de la Salud en marzo.
La Quema de El Penas es el espectáculo con el que se da inicio a las festas patronales de San Agustín en Santa Fe, que junto a las festas populares de Pedro Ruiz en julio y El Jau en agosto, llenan las calurosas noches de verano de verbenas, diversión y buenos momentos con familiares y amigos.
Otros eventos culturales y deportivos que gozan también de gran repercusión, son el Festival Internacional de Teatro de Humor de Santa Fe, que trae a las mejores compañías de teatro y humoristas de España, Europa y otros países americanos,y la Prueba de Fondo “Hispanidad” que reune cada 12 de octubre a varios miles de corredores, para recorrer los 10 km de circuito urbano.
La gastronomía de Santa Fe se basa en productos de la huerta, platos preparados con tomillo y hierbas aro máticas, aunque lo que más destaca es el dulce emblemático de Santa Fe y de la pastelería Casa Isla desde su origen en 1897, el Pionono, de fama mundial, creado por Ceferino Isla en honor del Papa Pío IX e inspirado en sus atuendos.